En la práctica clínica, la gran mayoría de pacientes adultos o ancianos que consultan por diabetes mellitus (DM) en Atención Primaria de Salud tienen una DM tipo 2 (DM2). Por tanto, ante un paciente diabético, casi automáticamente lo catalogamos como paciente con DM2, olvidando la clásica clasificación de los tipos de DM, que incluye también las DM secundarias.
Podríamos pensar que esta clasificación tiene un interés meramente académico, pero esto no es así. Diferenciar en una persona con hiperglucemia una DM secundaria frente a una DM2 puede ser trascendente, ya sea porque nos permita detectar una patología asociada, porque tenga un enfoque terapéutico distinto o incluso por implicaciones pronósticas.
Podríamos pensar que esta clasificación tiene un interés meramente académico, pero esto no es así. Diferenciar en una persona con hiperglucemia una DM secundaria frente a una DM2 puede ser trascendente, ya sea porque nos permita detectar una patología asociada, porque tenga un enfoque terapéutico distinto o incluso por implicaciones pronósticas.
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